sábado, 7 de marzo de 2015

Consumismo y el Ebro

Los Estados Unidos de América es el país del capitalismo. Y del consumismo. Allí todo es más grande. Su poder económico se basa en el consumo. Cuanto más se consume, más se vende, claro está. Y en cada transacción se gana dinero. Como allí hay un continuo consumo, se necesita trabajar mucho para ese consumo. 
Por poner un ejemplo: se prefiere que una persona coma unas 4000kcal cada día (se recomienda unas 2000 como mucho) y que luego pague un gimnasio y queme las 2000 que ha comido (y pagado) en demasía. 
Es un desarrollo insostenible que el mundo va a acabar pagando.
Por eso en ese país la sanidad pública, la educación pública o cualquier cosa que tenga un tufillo social o estatal es poco menos que un anatema (un sacrilegio por decirlo llanamente). Se ha de pagar por todo. Es el mejor país si eres rico y quizás el peor si eres pobre.

Ahora, pensemos en llevar este concepto a un extremo. 

Supongamos que en este país que vivimos, a un "lumbreras" se le ocurriera que después de construir algo (pagando por ese trabajo de construcción), pagáramos dinero para destruirlo para luego volverlo a construir. De esta manera tendríamos a mucha gente trabajando en la construcción, mucha gente con sueldo, mucha gente que consumiera.... 
¿Alguien ve en esto un problema? Total, estamos dando trabajo. Damos dinero a constructoras (y destructoras) que contratan gente. Y con la de paro que hay... 
Pero todos vemos el sinsentido en gastar por algo inncesario aunque no siempre es así, desde luego.

Esto es lo que ahora, con lo que ha pasado en el Ebro, se está planteando: la limpieza del río. Menuda locura y un inmenso error. Porque el si el río está como está ("sucio" como dicen algunos) es porque nosotros lo hemos hecho así (lo hemos "ensuciado")

Empecemos por entender que un río no es un canal de agua. La diferencia está, no sólo en que un canal es algo artificial, sino también en que un río transporta agua, sedimentos, fauna y flora. Puede parecer un planteamiento ecologista integrista. Pero para nada.

Cuando a principios del siglo XX se desarrolló la idea de almacenar agua en los pantanos para llevarla a donde no había (tema de zonas de secano pobres por la falta de agua) y para guardarla para cuando se necesitaba, no se conocían las consecuencias de construir estos embalses.

Por un lado, está la problemática de la propia construcción de los embalses. Se cubren tierras (que al principio eran en zonas de montaña), se obliga a gente a desplazarse pues se inundan pueblos (a nadie le gusta que le echen de su casa), se provocan microclimas (una masa de agua tan grande altera todo a su alrededor) y se altera la fauna y la flora (donde habitaban especies que vivían en aguas corrientes como las truchas ahora hay especies de agua remansada como la carpa, por ejemplo).

Por otro lado, estos embalses han (y esto se pretendía) laminado la corriente de agua. Frenarla, vamos. El objetivo era evitar avenidas de agua que inundaran las tierras fértiles del llano. Al frenar la corriente, se ha reducido su velocidad y se ha reducido la capacidad del río de arrastrar sedimentos y rocas. Ahora el agua baja mas lentamente por el Ebro y las piedras del lecho del río se mueven mucho menos y se acaban acumulando en remansos de agua. Remansos que ahora se mantienen durante mucho mas tiempo porque el agua baja a la velocidad que queremos. 

De hecho, muchas empresas de Rafting en el Pirineo funcionan porque entran en contacto con la Confederación Hidrográfica del Ebro y les preguntan cuando van a abrir las compuertas de los embalses para que haya corriente. Se puede llegar a secar un río si se desea. Sólo hay que no dejar pasar caudal y retener el agua en un embalse.

Otra cosa que se arrastraba y que ahora no se arrastra es la vegetación muerta. Los árboles de ribera como el chopo o el sauce crecen rápido pero mueren también rapido (en comparación con una encina, por ejemplo). Cuando había corriente esta vegetación muerta era arrastrada y se degradaba y desaparecía. Ahora, como no hay corriente, se queda en cursos altos o medios (aguas arriba de Zaragoza) donde el cauce es más estrecho (pasado Zaragoza el cauce se ensancha mucho mas) y se acumula para ser arrastrada cuando vienen estas avenidas incontrolables (porque el hombre no puede controlar la Naturaleza, aunque se empeñe). Y vemos el río "sucio". 

Además, la vegetación frena la velocidad de la corriente. Sin vegetación, el agua bajaría a una velocidad tremenda y en cada curva, cada meandro, se saldría con mucha mayor frecuencia.

Ahora se quiere limpiar el río. Es decir dragarlo. "Como se ha hecho siempre" se dice. ¿Es que hace 30 años había la maquinaria de ahora? Os imagináis a nuestros abuelos yendo al río con un carretilla y llevándose a paladas las piedras del río.

Si se draga el río (y las constructoras cobrarán por ello) solo se conseguirá eliminar suelo. Que en uno o dos años se volverá a llenar de piedras y estaremos en las mismas. Además, si cambias el entorno y el hábitat, cambias la flora y la fauna y cambias, en definitiva , el ecosistema del río que no se recuperará en décadas pues se destruye rápido pero se reconstruye muy lentamente.

¿Y el tema de las motas? Son las defensas ante las inundaciones. ¿Se ha desbordado el río a su paso por Zaragoza? Casi nada. Porque las motas son potentísimas. Pero entonces canalizas el agua con una fuerza bestial. Y cuando el río, con la velocidad que ha pillado pasando por Zaragoza, llega al primer pueblo después de la capital donde no hay esas motas tan cojonudas, entonces se desborda porque baja mucha agua y a una leche tremenda. Y la inundación es espectacular.

Las motas solo hacen que el río coja velocidad y cuando se sobrepasan las motas, el daño es mayor.

En fin, que hemos puteado un río cuyo comportamiento es caótico (lo ha sido desde siempre) porque el clima Mediterráneo es caótico y ahora, como el río ha tenido la ocurrencia de salirse de madre (en gran parte por nosotros), le vamos a putear un poco más.

Hace 200 años los pueblos estaban en el mismo sitio y no había embalses... Y el río se salía de su cauce de vez en cuando. Pero no se tenían tantas cosas en casa que se echaran a perder. Ni había las granjas que hay ahora, ni la maquinaria que vale millones que el agua destruye.

Somos nosotros quienes hemos cambiado, no el río. No jodamos al río porque nosotros ahora somos distintos a hace 200 años. Quizás las granjas deban estar en otro sitio, quizás el que vive a la orilla del río debe vivir en función de su entorno. 

Igual que el que vive en en un sitio que nieva no se le ocurre tener un tejado llano que con el peso de la nieve se hundiría sino un tejado inclinado para que no se acumule la nieve, el que vive en un pueblo ribereño debe tener sus granjas en otro sitio, o yo qué sé. 

Pero que no lo pague el río. Que se seguirá desbordando de vez en cuando. Eso es seguro.

En fin, espero que os haga pensar este post. Hacía días que no escribía sobre medio ambiente.

Ahora vamos a por las recomendaciones de música. Hoy voy a hablar de música española.

Escuchad esto y me decís.

"Inédita" de Pequer
"Hoy es el día" de Carlos Sadness

Un saludo y hasta la siguiente