viernes, 9 de octubre de 2015

Despertares

Como le da vueltas la cabeza a Carlos. Coño! No puede ni abrir los ojos. Y sólo oye ruidos de fondo. A alguien que grita, que está cerca pero sin entender que dice. Trata de estirarse y ve que no puede. Se da cuenta que está en un sitio muy pequeño y está rodeado de cosas que no sabe que son. Al intentar levantarse se golpea en la cabeza de modo violento con algo. Se acaba de dar cuenta que está metido en algo así como una caja. Y grita.

-¡Perdonad! ¿Me podéis ayudar?
-¡Calla, coño!

De repente oye un ruido metálico y nota claridad en la cara, ya le da la luz.

-¿Quién coño es este tío?
-¿Cómo que quién coño es? ¡El tío que tenía que seducir! Me dijiste que era el moreno, alto, delgado de ojos azules y que llevaba unas Adidas, un vaquero estrecho y un jersey azul. Porque no había otro que cumpliera esas características. 

Hay un hombre y una mujer. Ya puede abrir algo los ojos que parpadean muy rápido para acostumbrarse a la luz y es capaz de de detectar un par de siluetas.

-¡Perdón! No veo nada y no entiendo nada, ¿me podéis decir que pasa?

Un puñetazo le vuelve a tirar para abajo después de un nuevo intento por levantarse mientras reclama ayuda.

-¡Cállate y estate quieto! ¡Y no des por culo, gilipollas!

El tono amenazador asusta a Carlos. El puñetazo le provoca un dolor muy fuerte en la sien y le ayuda a ver las cosas con más claridad.

El hombre no le suena de nada pero ella es una morena espectacular. Es la chica que ha conocido en una discoteca hace poco (se pregunta si fue la noche anterior o cuando) y recuerda que estaba a punto de llevársela a casa a echar un polvo pues ella le había dicho que sí después de un beso alucinante. Recuerda su perfume, su sabor... 

Y es que ella huele igual que en el recuerdo y lleva el mismo vestido que cuando se la había ligado... Entonces, esto significa que eso había pasado la noche anterior. Tiene que ser esto.

De repente el hombre, que le lleva observando fijamente durante unos segundos, se acerca y le vuelve a dar otro puñetazo en la nariz que aturde a Carlos e inmediatamente vuelve a cerrar la puerta. Y se hace de nuevo la más absoluta oscuridad

Carlos oye como el hombre comienza a gritar en un tono cada vez más alto y más enfadado:
-Joder, joder, joder, joder, joder, joder, joder, joooooodeeeeer. Este no es el tío que te había dicho. Este es un pringado con el que te has enrollado para nada. Al menos espero que te haya gustado, ¡zorra!
-Amor... Lo siento. No me gustó nada, lo hice por ti. Hice lo que me pediste. ¿Qué culpa tengo yo de que vaya vestido como el tío que me habías descrito?
-Calla idiota... Déjame pensar. A ver como se lo digo al jefe... ¡Mierda! El tío que te tenias que haberte ligado me debe 7000€ que es lo que debo al jefe. Y los tengo que pagar mañana. Y no los tengo... ¿Qué coño quieres que haga ahora? 
-Igual este chico tiene dinero...
-Este imbecil no tiene un puto duro, seguro. ¡Gilipollas! ¡Tú, el de dentro del maletero! ¿Qué mierda de trabajo tienes?¿Tienes 7000€ para mi?

Y Carlos, que ha escuchado todo y ha entendido todo, responde al hombre: "soy estudiante de medicina y no tengo tanto dinero"

-Ves idiota...qué eres una idiota, este tío no me sirve una mierda.
-Lo siento, cariño. No lo sabía.
-Tú nunca sabes nada, ¡joder!
-Y ahora.. ¿Que coño hacemos con este imbecil? Porque nos ha visto y puede ir a la puta policía y además de estar jodidos por no pagarle el dinero al jefe, encima iremos a la trena. Y ahí me mataran para que no diga nada del jefe y sus negocios. Mierda, mierda, mierda, ¡MIERDA!

-Yo no he visto nada ni voy a decir nada a nadie. Yo me voy a casa y me olvido de todo.
-Calla esa puta boca, ¡joder! Necesito pensar.

-Cariño, lo siento mucho. Pensé que era el tío que me dijiste. Ya sabes que te quiero mucho y que haría cualquier cosa por ti.
-Cállate tú también, ¡gilipollas!
-De verdad. A mí me dejáis aquí o donde sea y me voy. Como si no hubiera pasado nada, podéis estar seguro de ello. Soy de fiar. Os doy mi palabra de honor.
-Tu palabra vale ahora mismo lo que tu vida: una puta mierda. Y como no te calles ahora mismo, te pego un tiro y te reviento los sesos.

En ese momento, el mundo se derrumba para Carlos. Es consciente de que ese tío que le grita tiene un arma y que su vida está en riesgo.

-A ver, lo primero es saber que coño hacemos con este gilipollas. Nos ha visto y puede denunciarnos por secuestro y luego...
-¡No, lo juro! ¡No diré nada!

En este momento se abre la puerta del maletero. El sol ciega los ojos de Carlos pero puede ver claramente la cara enfadada de este tío que le amenaza y detecta la exasperación en sus gritos.
-¡Cállate, hostia!. Como no te calles, te pego un tiro. Y ya es la segunda vez que te lo digo.

-Amor, no te enfades. Seguro que el jefe lo entiende y te da más tiempo. Yo no me equivocaré la próxima vez y podrás conseguir ese dinero.
-Joder, tía. Me voy a tener que cargar a este pringado por tu culpa.
-¡No! ¡No he visto nada, lo juro!
-¡Mecagüen la hostia! Te lo dije, gilipollas. Te lo has buscado.

Se vuelve a abrir el maletero y Carlos con los ojos de nuevo cegados parcialmente por el sol, alcanza a ver la boca del cañón de un arma.

-¿Ves esto? Como vuelvas a abrir la puta boca, te meto el cañón por el culo y te reviento por dentro. CÁLLATE. ¿Está claro? No te lo vuelvo a decir otra vez.

Y la oscuridad vuelve a envolver a Carlos que está cagado de miedo.

-¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Primero tengo que ver qué hago con el idiota que está en el maletero. Porque no le podemos dejar irse. No me la puedo jugar. Le pueden preguntar dónde ha estado. Mierda. ¿Y qué hacemos luego con su cuerpo? Tendremos que quemarlo. Y luego esparcir sus cenizas y sus restos. Los quemaremos en mi finca después de descuartizarlo para que no quede ningún resto. Y a esto me vas a ayudar.
-¿Yo? 
- Sí, tú. Que para eso te has equivocado. Ahora pringa. Luego tengo que encontrar los 7000€ para dárselos al jefe. Pero esto no lo puedo hacer con este tío aquí. 

En ese momento la puerta del maletero se abre y Carlos ve al tío que acaba de decidir qué no va a seguir viviendo. Ya no está nervioso. Está relajado.
-¡No! ¡Por favor, de verdad! No voy a hablar nada, no voy a decir nada. Te lo juro. Puedes estar seguro. Puedes creerme. No, no, nooooooo..........







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