miércoles, 8 de enero de 2014

La felicidad o las expectativas de ser feliz



La foto es sencilla pero me gusta por lo relajante que es.
A ello contribuyen esos colores cálidos, la ausencia de "conflicto" entre las lineas de expresión que hay en la foto, la quietud del modelo, el como espera la llegada de las olas con las manos en los bolsillos y la seguridad de saber que hasta donde está él no va a llegar el agua.


Os voy a contar una historia. Ya deduciréis si es real o no.

Es viernes. Vuelvo de trabajar. Me espera un fin de semana de curro y me he de quedar de guardia en Tarazona. Pero quiero ir primero al Carrefour a comprar, que tengo la nevera tan vacía como la cabeza de Belén Esteban.

Esta mañana me he ido a tomar café con un compañero y no tenía dinero suficiente en la cartera. Después de sacar todo de la carterita: las tarjetas, las monedas, el boleto de la Primitiva de hace dos semanas que no había comprobado… resulta que apenas tengo 1.07€. Me han acabado invitando.

Al entrar en el Centro Comercial tengo que hacer una paradita pues casi me doy de bruces con las puertas correderas. Me pasa siempre que vengo y me acuerdo del anuncio donde un tipo no era reconocido por los sensores de las puertas, de tan poco valorado que era. Antes de ir al Carrefour me quiero tomar un café y una magdalena en el McDonalds así que primero saco pasta en el Santander que hay dentro del Centro Comercial. Al sacar la tarjeta se me cae el boleto de la Primitiva que, después de recogerlo del suelo,, guardo con esmero en un lateral de la cartera para comprobarlo al salir del Supermercado. Siempre que me acuerdo hago esta operación al salir de comprar aunque se me han llegado a acumular hasta 3 boletos sin comprobar pues no siempre me acuerdo.

Después del café (la magdalena me la guardo para desayunar el sábado por la mañana antes de ir a currar), hago la compra (manzanas, una lechuga, mandarinas, plátanos, huevos y salchichas) y al pagar vuelvo a tener problemas. El DNI, la tarjeta de puntos de VISA, la tarjeta de Carrefour y un ticket descuento...son tantas cosas que se me vuelve a caer todo al suelo. “He de quitar de la carterita alguna de las tarjetas” me digo. No es la primera vez que me lo digo pues me ha pasado más de una vez.

Voy a la administración de lotería. ¡Dios! ¡Que fila! Decido mirarlo en el aparatito de fuera que te dice si has ganado algo….
Otra vez se me vuelve a caer todo al sacar el puñetero boleto.

El aparato me muestra un número en verde: 23000000€

Me quedo mirándolo con cara de idiota: 23000000€

El señor que está detrás de mí me saca del trance al preguntarme: "¿le ha tocado mucho?"

A la velocidad del rayo retiro el boleto premiado, le miro y sin dejar de mirarle y sin decirle nada me voy como alma que lleva al diablo. Pero el diablo no sabe andar marcha atrás y me golpeo con unas bolsas que algún idiota ha dejado en el suelo.

“¡Chico! ¡Que te dejas la compra!” oigo desde lejos, pero no me paro a atender lo que se está diciendo.

Subo a la planta de arriba donde está coche. La mente sigue en blanco…De repente algo me detiene. Me doy con toda la cara contra las puertas correderas armando un escándalo considerable. Lo que provoca unas risotadas. Doy un paso atrás y noto una mano en el brazo “¿estás bien?¿te has hecho daño?”

Miro al hombre que ha preguntado esas cosas a las que no he prestado ninguna atención. Con una mirada que asustaría a un Guardia Civil mientras te pone una multa por exceso de velocidad, oigo que se abren las puertas y sin decirle ni gracias al hombre que tan amablemente se ha preocupado por mi tocha salgo del Centro Comercial. Sin la compra pero con un papel que dice que mi vida va a cambiar desde ya.

Al salir del edificio veo cientos de miles de personas. Todas con malas pintas: gitanos, rumanos, pobres, etc… que me quieren quitar mi billete a la felicidad más absoluta. Nunca he sido racista. Nunca he juzgado a nadie por nacer de una manera u otra… ¡¡pero es que ahora todos me miran mal. Pero es que ahora soy híper mega súper rico!!

Corriendo entro en mi coche. Me encierro y vuelvo a mirar el boleto premiado. ¿Premiado?
¿Y si la máquina se ha equivocado? ¿Y si lo he leído mal? Tengo que comprobarlo. Tanta buena suerte no me puede pasar a mi ¿Dónde voy? Ya encontraré otra administración.

Me relajo un poco dentro del coche. Me siento más seguro. Mi Ford parece el Coche Fantástico. Me paro a pensar… ¡Que coño voy a pensar si soy asquerosamente rico!
He de comprobarlo. Arranco el coche y mientras circulo sin saber muy bien a donde carajo voy, me fijo en las caras de todos y cada uno de los conductores, peatones, personas que esperan en las paradas de los autobuses y tranvía… Todos parecen decirme que se me nota en la cara que tengo un boleto premiado…Y que lo quieren… ¡que miedo!

Veo, después de lo que parece toda una vida buscando, otra administración de lotería. Aparco lejos y me entra el pánico sólo de pensar en andar si quiera 20 metros con 23 millones de euros en la mano. Nada más entrar en la administración se vuelve todo el mundo…más miedo. Me recorre un escalofrío por la espalda. Tengo tres personas delante… Trato de aparentar tranquilidad, como si no pasara nada… La realidad es que no me hace caso nadie pero no soy capaz de relajarme y no dejo de mirar al techo para que no se me vea mi recién estrenado careto de “nuevo rico”. Para que no traten de robarme. No me fío de sus pintas. ¿Y si se juntan para robarme entre todos ellos y repartirse el dinero?

Noto que alguien me toca el brazo... ¿Pero que pasa hoy, joder?

“Disculpa, ya te toca” Me lo dice una mujer que lleva un montón de boletos de Primitiva, Quiniela, Euromillón, Bono-loto… Esta mujer seguro que ha leído los números del boleto que llevo cogido con la mano. ¡Que facha tiene! Seguro que me ha dado el cambiazo sin yo enterarme. Será una de las rumanas que roban en la Plaza del Pilar…

Si es que tanto querer relajarme ni me había dado cuenta de que los que iban delante de mi se habían ya largado…

Con la mano temblorosa trato de dejar el boleto a la persona ques estyá atendiendo pero… ¿Y si no me lo devuelve y me quedo sin mi pasta? Le miro la cara a la persona que hay detrás de la ventanilla. Es una cara fatigada, aburrida, con ,gafas bajas de esas que se usan para leer (está leyendo 50 sombras de Grey y no parece emocionarle). Es una cara de mujer.

Armándome de valor le entrego el boleto y me dice: “¡Enhorabuena! Son 23 millones de euros”

¡No grite! Le espeto. Me giro y la mujer que tengo detrás me mira y me da la enhorabuena. Pero yo sólo pienso en por qué la de la ventanilla no me ha devuelto mi boleto, mi dinero. Sin embargo ella, muy profesional, lo sella y me lo da. Lo cojo y diciendo un “gracias” que apenas oye mi hombro, salgo. Y vuelvo al refugio nuclear en que se ha convertido mi coche.

Y como es viernes tarde…no puedo llevar el boleto a ningún banco…y mañana voy a trabajar.
Porque…¿Y si no voy a trabajar? Entonces me expedientarán y todo el mundo sabrá que soy millonario y mis compañeros vendran como aves de rapiña a pedirme dinero. He de ir y cuidarme de volver de una pieza. ¡Joder! Tengo guardia y no vuelvo hasta el lunes…
¿Qué hago con el boleto? Desde luego que llevármelo no es una opción ¿Y si lo pierdo?

¿Se lo dejo a mi familia? Si les digo que me ha tocado tanta pasta, se la reparten entre ellos… O no me van a dejar en paz hasta que les de mucho más de lo que quiero dar…

¿Lo dejo en casa? Jamás me han robado pero... ¿y si ahora sí que me roban? La de la administración puede haber avisado a alguien que me haya seguido hasta mi casa para robármelo. Es un riesgo que he de correr. ¿Donde lo guardo? No lo voy a dejar a la vista, desde luego. Después de recorrer toda la casa, decido meter el boleto bien enrolladito dentro de un condón (al final si voy a usar uno de los que compré en 2011) que luego introduzco en el congelador junto a un tupper en el que hay 3 carrilleras de cerdo.

Llevo 15 minutos de rico y estoy que me va a dar un jamacuco. He sido un maleducado. He estado arisco y cortante con la gente. No he sido ni capaz de mirar a los ojos a las personas. Las he juzgado como nunca lo he hecho, pensando mal de todo el mundo. He llamado aves de rapiña a mis compañeros. He pensado que en mi familia son todos unos aprovechados...

Me pasan por la cabeza un millón de desgracias que me pueden ocurrir aunque nunca me haya sucedido nada interesante o grave en mi vida.

Descubro la soledad del rico rodeado de pobres. A los que siempre he criticado por falta de humanidad me parecen ahora unos desgraciados de la vida, unos incomprendidos por la sociedad.

Estoy paranoico y casi infartado…pero voy a ser millonario porque tengo un papel que vale 23 millones de euros.

Sin embargo, sigo con 472.88 euros en el banco y mañana voy a ir a trabajar como si nada hubiera pasado.


No he pretendido escribir una novela. Ni un cuento. Se que la calidad es la propia de un amateur que le pone mucho interés y nada más.

Volveré con otro post más profundo. Espero que este os haya gustado.

Aaaadios.

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