lunes, 20 de enero de 2014

La verdad de lo que uno dice



Hola a todos. Primero comento sobre esta foto antres de entrar en harina.

Cuando ves esta foto, la mirada sigue la barra negra que cruza la foto. Como instintivamente hacemos barrido con la mirada de derecha a izquierda, lo "último" que vemos es esta curruca capirotada que como es muy avergonzada, agacha la cabeza y nos muestra su capirote. Me gusta también el contraste del negro de la barra con los marrones de los ladrillos del fondo.

Voy al tema: "la verdad de lo que uno dice". Hace días que no escribo nada. Dudaba de si escribir algo de fantasía o algo más “profundo”. Me he decantado por lo segundo.

Todos hemos oído alguna vez a personas que, al preguntarle por sus defectos, dicen “no se mentir y por decir siempre la verdad me meto en problemas” o “tengo carácter y siempre voy de cara y al que no le guste que se joda”.

Está muy bien el decir la verdad. Desde luego que mentir es un defecto y gordo. De un mentiroso no quiero ni los buenos días. Ahora bien…¿la verdad?.

Veamos varios casos:

a) Una chica queda con un chico en un bar. Después de dos horas de cháchara, ella quiere irse porque él no le gusta un pelo. Ella le dice “mira tío, la verdad es que no me vas nada y me quiero ir. Es mejor que te lo deje claro”

b) En una taberna se está hablando de los problemas del paro y uno que no está participando de la conversación pero la está oyendo y es sindicalista de UGT salta ante un comentario sobre las reformas del gobierno de derechas: “a mi los que votan al PP me parecen gilipollas”

c) En unas reformas de una casa un electricista comenta “quien le haya hecho esta reforma de la pared le ha estafado porque parece mal hecha a propósito”

d) En un cruce de una calle, por causas que no vienen al caso dos coches chocan no haciéndose casi nada. Sólo ha sido un susto. Al bajarse del coche uno de los conductores dice “¿pero en que coño estabas pensando? ¿Eres gilipollas o qué?”. El otro contesta “¿te ha pasado algo?¿te has hechos daño?”

e) Una mujer le cuenta a otra los problemas que está teniendo con su hijo que no duerme. Con unas ojeras que le llegan a las tetas oye de su amiga “pues a mi el mío me duerme de vicio desde las nueve de la noche hasta las 8 de la mañana y de tirón”. Parecido es el caso de una persona que va a ver a otra al hospital (le acaban de operar de la rodilla) y se pega el 80% del tiempo hablando de cuando a él le extirparon una berruga cerca del ojete del culo.

f) Un amigo le está contando a otro los problemas que está teniendo en su nuevo trabajo. Se ha cambiado de empresa porque le prometían un ascenso a jefe regional que en su antigua empresa era imposible. Sin embargo, en la nueva empresa la presión por parte de los de arriba es mayor. Su amigo le dice "te voy a ser sincero, no te tendrías que haber cambiado de empresa".
¿Qué hay en común en todas las situaciones? El que ha dicho cada frase ha dicho lo que pensaba. Ha sido franco, sincero y yendo de cara.

¿Es un defecto decir lo que uno piensa? Entre mentir y decir la verdad prefiero a los que dicen la verdad pero es mejor pensar lo que uno dice.

De lo que se trata es de que una persona debe ser más respetuosa con los demás no sólo en lo que se dice sino, y esto es más importante, en lo que se piensa.

Desde luego que reprimirse a la hora de hablar sólo lleva a acabar explotando más pronto que tarde. No estoy diciendo que uno deba callarse. Y aún menos mentir.

En el caso a) la chica podría haber sido sutil, decir que lo sentía, que no había química, que busca otras cosas, etc. Si ella habla con la rudeza del ejemplo es porque es una chula y pasa de los sentimientos del otro. Un poco de empatía por su parte, sabiendo que el chico se vuelve a casa sólo, haría que de ella, sin necesidad de forzarse por ser diplomática, salieran palabras amables. En el fondo le deja igualmente pero sin hacer más daño del necesario.

En el caso b), el sindicalista es un polémico. Hay que aceptar que mucha gente piensa de un modo diferente al nuestro. Y los que piensan de modo diferente a nosotros no son imbéciles ni han de estar equivocado. Podemos estar nosotros en un error. Ese sindicalista dijo lo que pensaba para dejar constancia de ello, para ser el centro de la conversación (estaba fuera) y lo ha conseguido a base de ser muy extremo. Yo creo que tenía que escuchar lo que decían y si no estaba de acuerdo, callarse o participar pero sin entrar como un elefante en una cacharrería.

En el caso c) el electricista quiere dárselas de espabilado criticando a otros compañeros. En la Biblia se dice que “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Nadie es perfecto y tampoco nosotros. Ahórrate la crítica que no va a ningún sitio. Sólo vas a amargar a quien le ha contratado. Si piensas que está mal la pared, cállate que tú no la vas a arreglar. ¿Cómo le sentaría que el fontanero comentara lo chapucero que ha sido el electricista? El electricista ha dicho lo que pensaba… Yo no veo aquí nada bueno a pesar de haber dicho la verdad de lo que pensaba.

El caso d) es similar al b). Un chulo que busca demostrar su superioridad. Ha habido un accidente y sólo eso. No ha habido intención por parte de ninguno de los dos. Si el bruto hubiera salido de su vehículo relajado, dentro del susto, no hubiera dicho tanta burrada y no se la habría jugado a encontrar otro conductor con ganas de discutir o algo más. El otro, más tranquilo se ha preocupado por él y ya llegará el momento de distribuir culpas. Ojo, hay veces que es muy difícil controlar las emociones. Pero yo creo que si se pueden educar. Hay que pensar antes de decir las cosas y aunque como personas, a veces nos sacan de nuestras casillas y perdemos el control, se puede entrenar el estar más relajados para que sea más complicado perder los nervios. Al menos hay que intentarlo.

El caso e) es el caso de una egoísta. La primera madre le presenta un problema que tiene y la segunda le pasa por los morros que ella no lo tiene. Lo dice porque a ella le importa más que se sepa que su hijo duerme que el que su amiga no pueda pegar ojo en toda la noche porque el suyo no deja de berrear. Ha dicho lo que le ha pasado por su cabeza y ha sido clara y franca. Pero es que sus pensamientos son puro egoísmo.
 
El caso f) es el típico "quien bien te quiere te hará llorar" pero tergiversado. El refrán se refiere a que si alguien a quien quieres no ve cierta situación evidente (un hombre enamorado de una prostituta rusa con tres hijos o una mujer maltratada psicológicamente por su marido), lo mejor es tratar que descubra la realidad de su vida para que ponga remedio. Pero en el ejemplo expuesto, el amigo ni le ayuda ni le consuela. Lo único que hace es echarle mierda por ver (según su criterio) que se ha equivocado alñ cambiar de empresa. Para comentarios como este, mejor te quedas con la boquita cerrada que estás más guapo. Desde luego que ha dicho lo que él piensa pero ¿tiene alguna utilidad lo que ha dicho? Realmente ninguna.

Hay que decir la verdad pero hay que pensar mejor. Hay que pensar con más cariño. Hay que pensar con tranquilidad. Hay que pensar con más relajo.

Pensando así te meterás en muchos menos problemas al decir lo que piensas. No pensarán de ti que eres un brabucón, un polémico o una puñetera egoísta. Además, como escuchas al otro sin ganas de decirle en su cara lo que piensas, no te estarás reprimiendo. Simplemente, no tendras ganas de decirle lo que piensas.

No somos máquinas y cometemos errores. Perdemos los nervios y la compostura, nos sacan de nuestras casillas… No somos perfectos. Pero hay que intentar pensar con algo más de empatía hacia el otro.

Así no habrá que lamentar que por decir la verdad nos metemos en problemas o nos parten la cara por decir lo que pensamos.

Habrá personas que piensen que estoy diciendo que hay que aceptar todo de todos para no crear conflictos. Para nada. Uno puede seguir pensando lo que quiera y si oye algo con lo que está en desacuerdo puede decirlo claramente. Lo que digo es que decir todo lo que se nos pasa por la cabeza porque sí, porque tenemos razón, porque el otro está en un error, porque así me doy importancia al demostrar lo que sé, porque lo mío es más importante que lo del otro, a veces no lleva más que a discusiones que se podían haber evitado.

Piensa antes de hablar y piensa como lo vas a decir y piensa si lo que vas a decir vale la pena.

Bueno, pues ya está. Hasta el siguiente.

Aaaaadios.

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